Chef Takehiro Ohno: "Lo más importante es tener corazón cocinero"
Su labor social es admirable. Con su programa, busca la forma de conseguir ayuda para las víctimas del terremoto en Japón. El chef japonés Takehiro vive en Argentina. Tiene su propio programa de televisión en el canal El Gourmet.
Desde que llegó a Venezuela no para de comer arepas. El chef japonés Takehiro Ohno las degusta porque le parecen "divinas" y porque así comprende el sentir nacional. Su alma es vasca y su sentimiento latino, a pesar de que es un samurai. Está en Maracaibo para complacer a sus seguidores y fanáticos que lo ven el programa de televisión del canal El Gourmet. Hoy y mañana tendrá un encuentro con ellos y les enseñará cómo cocinar con el corazón en la mano. "Hacer recetas es fácil pero lograr tener un corazón de cocinero es tarea ardua y hay que luchar", expresa a La Verdad.
La entrevista se da un el lugar más adecuado: el restaurante Kokai Sushi Bar. Sentado en uno de los muebles y saboreando un té verde, cuenta que su pasión por la profesión más sabrosa nació cuando tenía siete años. "Mi papá era el director de un hotel y su mejor amigo era el chef. A mí me gustaba más el uniforme del chef que el de mi padre. No quería usar saco y corbata, sino esto que llevo puesto", dice mientras señala su ropa blanca.
Su influencia
En su casa, observaba a su madre creando postres alemanes. La ayudaba a amasar y a batir los huevos. "No había un deleite más grande". Pero algo raro le pasaba. No quería saber nada de comida japonesa. Su deseo era salir de ahí y conocer el mundo. "Pensaba que si me quedaba en mi país, en esa isla tan pequeña, nunca iba a surgir". Entonces conoció a su maestro y estudió cocina occidental. Se mudó a España siendo aún muy joven (23 años), pues su intención era "convivir" con esa cultura. "Si no lo hacía no podía seguir desarrollando mi profesión".
Su pasión era grande, aunque no bastó para convencer a los europeos. "Imagínense a un japonés haciendo comida vasca para vascos. No creyeron en mí, y a pesar de todo, no los culpo. Ellos estaban defendiendo su cultura".
Buscó otro horizonte y organizó su vida en Buenos Aires. Allí vive desde hace 14 años. No fue fácil. Luchó y luchó, aguantó y aguantó. Su experiencia la usa como mensaje para quienes lo admiran ahora.
El mensaje
"Si pueden cumplir sus sueños, sólo deben tener paciencia y trabajar con honor, respeto y humildad". Su labor social también es admirable. Con su programa busca la forma de conseguir ayuda para las víctimas de su nación, después de sufrir con el tsunami que los abatió en marzo pasado.
"Yo podía usar mi fama para dar entrevistas y hablar de lo lamentable que fue todo. Sin embargo, me pareció una falta de respeto. Con esta modalidad me siento mucho mejor".
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