lunes, 28 de junio de 2010

Menopausia, sin miedos ni hormonas

Menopausia, sin miedos ni hormonas
Redacción
BBC Mundo

Las mujeres no pueden dejar su menopausia en manos de las farmacéuticas, dice Balbás.
"La menopausia ha sido siempre entendida como una capitulación de la mujer ante el paso inexorable de los años".
Esto lo dice María Jesús Balbás, ginecóloga madrileña y médica homeópata, en su libro "Bueno chicas, esto se acabó" (Ediciones B), una guía que busca desdramatizar esta etapa de la vida de toda mujer.
Al contrario de lo que se cree comúnmente, Balbás sostiene que la menopausia puede ser una etapa para celebrar; que incluso puede traer satisfacciones, y en la entrevista interactiva que concedió a BBC Mundo, refuerza esta idea.
Balbás propone romper mitos sobre esta etapa de la vida que muchas veces se asocia a "la mujer vieja, gorda e histérica", y da claves para vivir la menopausia con un enfoque positivo.
La alimentación, el ejercicio, el silencio y la ruptura con las cargas emocionales del pasado son las claves para abordar positivamente los cambios que trae consigo el climaterio.
“No se asuste. Aunque esté perdiendo algo, ganará en serenidad, plenitud, tranquilidad e independencia”, dijo Balbás a las lectoras de BBC Mundo.
Recibimos numerosos correos de lectoras, desde Ciudad de México a Buenos Aires, que piden consejos concretos para los primeros síntomas de la menopausia, pero también sobre su punto de vista y su encare de esta etapa.

Muchas mujeres ven la menopausia como principio de la decadencia, y olvidan el aspecto positivo del cambio.
"Por fin están diciendo lo que ya yo descubrí. La vida adquiere un nuevo brillo", escribe Elena Ruminesik, desde Caracas; Venezuela. En cambio María Margarita Ramos Mejía, desde Argentina, nos dice: "No encuentro razones para celebrar la menopausia; no quiero exagerar, pero siento cuán crueles son los cambios".
Parece haber tantos casos como mujeres, ¿cuál es su visión sobre esta etapa?
Lo primero que tenemos que hacer es descartar la idea de que la menopausia es una declinación, y que solamente merece ser vivida la juventud.
En la menopausia naturalmente hay una pérdida, que es la pérdida de la fertilidad, pero yo creo que todas las mujeres en torno a los 50 años están encantadas de perderla, la gran mayoría.
El problema es que el sistema nos da la idea que la mujer es un ser desvalido, y al llegar a la menopausia es doblemente desvalido. Nos obligan a creer que hemos perdido la conexión interna, que algo de nuestro brillo se ha ido, y no tiene que ver sólo con la regla, tiene que ver con ser objeto de deseo.
Debemos "desmedicalizar" la menopausia, quitarla del contexto médico y tomarla en nuestras manos, ya que somos nosotras las que vamos a poder poner en marcha los recursos para afrontarla...
María Jesús Balbás
Entramos en un segundo conflicto, si aceptamos que valemos en cuanto somos deseables. Nuestra valía es mucho mayor que ser un objeto de deseo. No tiene que haber una crisis hormonal para definir si tenemos un lugar en el mundo o no.
El tema es que para la industria farmacéutica ha sido fantástico encontrar en la menopausia un punto de "salvación" de las mujeres. Si lo vivimos como momento de decadencia y antesala de la vejez, entonces lo que tenemos que hacer es luchar en contra de eso, y eso supone caer en sus manos, en manos de los parches, las hormonas, etc. Para luchar en contra de algo que es biológico y que puede traer grandes satisfacciones.
También estoy de acuerdo con esa señora de Argentina que no sabe cómo celebrarlo. A ella le quiero decir que tiene que celebrarlo, que por supuesto que hay situaciones más o menos desagradables pero hay recursos para sortearlas. No tiene que vivirlo como el fin del mundo, ni muchísimo menos.
Lo primero que tenemos que conseguir es que nuestra valoración no venga nunca desde fuera, sino desde nosotras mismas. Y "desmedicalizar" la menopausia, quitarla del contexto médico y tomarla en nuestras manos, ya que somos nosotras las que vamos a poder poner en marcha los recursos para afrontarla.
Quizá ni siquiera haya que poner tantos medios para encarar esta etapa.
¡No!, qué va. Se afronta la menopausia con cuatro pilares, pero hay que tomarlos muy en serio. Tiene que haber un compromiso, porque lo que realmente es, es un cambio. Y tiene que haber cierto compromiso con este cambio.
Primero, la dieta. Así como no se le dan garbanzos a un bebé, pues en la menopausia hay que hacer restricciones bastante importantes en la dieta. Y hay que tomarlo muy en serio.

Cuando el ovario deja de funcionar, las grasas saturadas van a parar a las arterias, explica la médica.
Por ejemplo, las grasas saturadas. Mientras tenemos el ovario funcionando, podemos tomar grasas porque las saturadas -que están en el queso, la leche entera, la carne, los huevos- son la materia prima de las hormonas sexuales.
Si el ovario ya no produce esas hormonas, esas grasas se van a acumular, ¿y dónde? En las arterias.
Si eso sucede, nos vamos a meter en riesgo de enfermedades cardiovasculares, que son el primer riesgo de salud.
Y más allá de las grasas, ¿qué hay que cuidar?
Bueno, esto es lo que hay que prescindir. Otra cosa es el café. El café secuestra el calcio. En América Latina sé que quitar el café es algo tremendo, pero resulta que la osteoporosis es uno de los riesgos de la menopausia y ya no podemos tomar siete u ocho cafés al día, porque la masa ósea se va a ver afectada.
Un café para desayunar está bien, por supuesto, pero ya. Nada más.
Otro tema son las grasas insaturadas. Éstas no habría que suprimirlas, sino aportarlas. Las grasas insaturadas o poli-insaturadas, que están presentes en el aceite de oliva, o las semillas como el sésamo, o los ácidos grasos Omega 3 que están presentes en los pescados azules. La mujer necesita una dieta rica en estos ácidos grasos.
Esther Alonso, que vive en Newcastle, Gran Bretaña, cuenta que desde hace dos años no le llega la menstruación. Desde entonces ha engordado 10 kilos. Por otra parte, Lucy Manrique dice desde Estocolmo, Suecia, dice que trata de estar activa, pero ha experimentado más sensibilidad emocional y a veces se siente desorientada. ¿Qué recomienda?

La osteoporosis es uno de los riesgos a prevenir en esta etapa. Balbás recomienda ejercicio, y menos café.
Caminar. Más de una hora y cuarto al día. Esto es muy importante, porque el ejercicio tiene múltiples beneficios: para los músculos, para la oxigenación de la sangre, es una terapia mental fantástica.
En el metabolismo óseo, hay dos tipos de células en el hueso, unas que son formadoras del hueso y otras que lo destruyen. Cuando los estrógenos bajan, las células formadoras del hueso también bajan, y aumentan las que destruyen el hueso.
Cuando tenemos ya la menopausia y nos quedamos sentadas en el sofá, se están destruyendo nuestros huesos, mientras que al hacer ejercicio, ocurre todo lo contrario: aumentan los osteblastos y disminuyen los osteoplastos.
Tenemos que hacer ejercicio sí o sí. Pero claro, tiene que ser más de una hora, porque este proceso se da a partir de la hora. Y no hay que pararse; no vale hacer la compra, visitar a una amiga, o hacer 20 minutos por la mañana y 20 por la tarde. No, es una hora y cuarto sólo caminando.
Sabe que justamente Virginia, de Buenos Aires, le pedía que recomendara algún tipo de actividad física porque tiene en cuenta que en esta etapa se acentúa la osteoporosis. Más allá de caminar, ¿hay algún otro tipo de actividad que sea conveniente realizar?
La cuarta pata de la mesa sería también un trabajo emocional, porque es un momento en el que hay que cortar ya con el pasado. Hay que pasar a esta etapa ya ligeras de equipaje
María Jesús Balbás
Lo mejor es caminar. Lo segundo sería nadar. En el agua se sueltan mucho las articulaciones, y además, la espalda -sobre todo la zona cervical y lumbar, que muchas mujeres la tenemos cansada por el peso de la vida- en el agua se suelta.
Lo que recomiendo es caminar todos los días hora y cuarto, hora y media, y dos veces por semana ir a nadar a la piscina.
Si se puede hacer las dos cosas todos los días, pues mira qué bien. Pero es muy difícil que las mujeres nos demos el permiso de coger dos horas y media para nosotras. Siempre estamos ocupadas en múltiples tareas, siempre cultivando los deseos de los demás, entonces tenemos dificultad para encontrar un hueco para nosotras mismas.
Después de la dieta y del ejercicio, ¿cuáles son los otros pilares?
El tercer pilar sería volver la mirada dentro de nosotras mismas. Cosa que las mujeres no hacemos porque desde chiquitas nos han enseñado a cubrir las necesidades de los demás, siempre hay alguien o algo mucho más importante. Por eso planteo la necesidad de hacer esta introspección. Aconsejo realizar yoga, meditación zen o tai chi. Cualquiera de estas técnicas nos van a ayudar a parar, y a hacer un silencio.
La cuarta pata de la mesa sería también un trabajo emocional, porque es un momento en el que hay que cortar ya con el pasado.
Hay que darse cuenta que no merece la pena seguir cumpliendo años arrastrando las mochilas del pasado. Sobre todo porque estas mochilas llevan mucha energía, y la energía la necesitamos para nosotras nada más.
Es el momento de cerrar capítulos.
Así vamos a trabajar la serenidad, y el paralelo el desarrollo de la atención, el cultivo del silencio, la ausencia de expectativas. Toda la naturaleza, fíjate, está colaborando o conspirando para que hagamos este trabajo. Así que es realmente fácil.
¿Por qué falta naturalidad al abordar el tema de la menopausia?

Balbás recuerda que el café "secuestra el calcio" que necesitan los huesos, especialmente en esta etapa.
El mensaje social es "que no se te note" que has tenido la regla, que estás embarazada, que has parido, que estás dando teta... Es constante: que no se note. Aquí otra vez: que no se note que ya no tienes regla, que estírate la piel..., que parezca que tengas en vez de 50, 38.
Si estoy poniendo mi esfuerzo en que no se note, no estoy poniendo el esfuerzo en enterarme qué me está pasando. Me tengo que enterar cuál es el sentido de la menopausia en mi vida.
Así como la adolescencia tiene su sentido, esto tiene otro sentido que es obtener otros tipos de independencia, de identidad.
La mujer aquí tiene que reconocer una nueva identidad. A partir de ahora, ella va a dejar de gestar y nutrir a los demás, para empezar a gestarse y nutrirse a sí misma.
Mónica Fernández, desde Montevideo, Uruguay, pregunta si ya puede encontrarse con la menopausia a sus 45 años, y Mercedes Ellison, Phoenix Arizona, quisiera saber cuánto dura esta etapa. ¿Cuándo llega y cuánto tiempo puede llevar?
Hay muchas alternativas para controlar los sofocos de forma efectiva y en poco tiempo, pero lo mejor es la homeopatía, que también va a quitar pequeños desajustes emocionales.
María Jesús Balbás
La menopausia es una fecha nada más. La fecha de la última regla. Podemos decir que ha pasado la menopausia cuando una mujer lleva doce meses sin regla.
Pero todo lo que rodea la menopausia es la perimenopausia, el antes y el después, un período de cambio bio-psio-social insertado en un período que se llama el climaterio.
La menopausia es una fecha y el climaterio es un período. Como la regla, que puede llegar a los 10 o a los 16, la menopausia puede llegar entre los 45 y los 53 ó 54.
Una vez que ha pasado la menopausia, si es por ejemplo a los 50, entonces esa mujer está desde los 45 en un proceso de cambio. Y será hasta los 55, pero los cambios más fuertes tendrán lugar durante el primer año.
Algunas lectoras nos hacen preguntas concretas sobre sus sangrados irregulares, algunos de los cuales llegan hasta los tres meses. ¿Qué es lo normal en esto y cuándo una debería preocuparse?
Habría que saber a qué se refiere, porque si lo que ocurre es que está con la regla, pero a lo mejor un mes se adelanta y otro se atrasa, eso no es preocupante.
Ahora, si lo que tiene son metrorragias o hipermenorrea -un sangrado fuera del ciclo o una regla muy abundante-, hay que consultar para ver si no es más que la menopausia o mediante ecografía o sonda vaginal se verá si no hay alguna patología endometrial.
Estos primeros años hay que tener cierta vigilancia, pero la vigilancia es acudir al ginecólogo, hacerse la citología, controlar las mamas, y mirarse los sangrados.
Varias lectoras nos preguntan por los sofocos, o calores.

Muchas mujeres temen la llegada de la menopausia.
Ma Soledad Cofré Pinto, de Santiago de Chile, dice: "Me molestan los bochornos que me dan. Quisiera controlarlos pero no me resulta." Mientras que Nancy Bono, de Santo Domingo, cuenta que los sofocos han hecho que su calidad de vida sea pésima. "Se repiten constantemente aunque esté en ambiente climatizado o con ropas frescas".
¿Qué les recomendaría?
Lo primero que recomiendo es la homeopatía. En unos días están controlados los sofocos. Pero igual existen más cosas, isoflavonas de soja, el ñame mexicano.
Hay muchas alternativas para controlar los sofocos de forma efectiva y en poco tiempo, pero lo mejor es la homeopatía, que también va a quitar otros trastornos como la taquicardia, el insomnio, a veces la irritabilidad, las angustias. Pequeños desajustes emocionales. Y la medicina tradicional china también.
¿Recomienda el tratamiento hormonal?
Yo no recomiendo las hormonas, excepto si se trata de una menopausia precoz. O por ejemplo, una menopausia quirúrgica, cuando ha habido una supresión violenta de su función sexual reproductora y tenemos que darle sustitutos hormonales a la fuerza.
O también en los casos en que todo lo anterior falla. Si a pesar de la homeopatía, la fitoterapia, la medicina tradicional china, no funciona, pero son los mínimos. La gran mayoría de las mujeres pueden resolver sus problemas con estas terapias y los cuatro pilares.
Antes de terminar, varias lectoras nos preguntaron dónde se puede conseguir su libro.
Tenemos que rescatar la palabra climaterio y tomar la menopausia en nuestras manos; no dejarla en el sistema de salud, las farmacéuticas, los economistas o publicistas, o las religiones o los maridos.
María Jesús Balbás
Ah, bueno, claro, mi libro se ha editado en España.
Ha sido un libro que se ha vendido estupendo, y si escribes un libro, pues te encanta que se lea. Y van a hacer en octubre una tirada "de bolsillo", que se va a hacer en América Latina también, en Argentina, Chile y México, y para los hispanohablantes de EE.UU.
¿Algún mensaje final para una mujer que está en ese primer año?
Le diría que no se asuste. Aunque esté perdiendo algo, está ganando algo. Ganará en serenidad, plenitud, tranquilidad e independencia.
Tenemos que rescatar la palabra climaterio y tomar la menopausia en nuestras manos; no dejarla en el sistema de salud, las farmacéuticas, los economistas o publicistas, o las religiones o los maridos.
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