domingo, 26 de agosto de 2012


Varias formas de pedir café por el mundo

Hay dos tipos de personas, las que adoran el café y las que no. Bueno, obviamente es una clasificación un poco limitada, pero es verdad que normalmente o te apasiona el café, o apenas te gusta. Mucha gente lo consume cada día casi más por necesidad que por gusto, otros lo prefieren cuanto más amargo mejor. Yo soy de las apasionadas por su sabor, y por eso cuando salgo de viaje me fijo mucho en la manera que tienen en cada lugar de preparar y servir el café. Y es que hay muchas formas distintas de pedir y disfrutar del café por el mundo.
Hoy nos parece una de las cosas más comunes en el día a día, casi en cualquier lugar del planeta. Es algo más que una bebida, ha adquirido gran importancia social y creado toda una cultura a su alrededor. Aunque la globalización y el auge de las franquicias están extendiendo hábitos comunes, resulta muy interesante descubrir cómo preparan y cómo consumen el café en distintos lugares. Os invito a acompañarme por un pequeño recorrido por algunos de los más conocidos por todo el planeta.
Italia, cuna del espresso
Si hay un lugar del mundo donde se demuestra que el café es cultura, es sin duda Italia. Allí tomar café adquiere unas características muy concretas que cada italiano asume como parte de su identidad nacional, y a pesar de todas las variedades y diferencias entre regiones, hay una serie de términos básicos que se repiten de bar en bar.
Caffè/Espresso: El término genérico por excelencia, que implica pedir un espresso. No hace falta especificar espresso cuando se desea tomar el café más común en Italia, es algo que se sobreentiende. Un auténtico espresso italiano se sirve en taza relativamente pequeña de porcelana, la infusión llenará unos tres centímetros y debe tener su buenca capa de crema. La cantidad es pequeña, entre 20 y 25 ml, pero potente y muy aromática.
Caffè Doppio: Si un espresso no te parece suficiente, pide un doppio, ya que no es más que una doble ración de caffè servida en una taza un poco más grande.
Caffè Stretto/Ristretto: Suele llevar la misma cantidad de granos de café que el espresso, pero se prepara con menos agua. El resultado es un café muy corto pero de sabor y aromas muy fuertes. Para apasionados del café en mínimas dosis.
Caffè d’Orzo: Una curiosa variedad preparada con granos de cebada que produce una infusión más aguada y sin cafeína. Puede tomarse solo o con leche.
Caffè Americano: Aunque comparte la característica con el café servido en Estados Unidos de ser más suave y largo, el americano italiano es más fuerte. Se trata de un café preparado como un espresso, pero al que se añade agua caliente después de la infusión.
Caffè Lungo: Como su nombre indica, es un café largo, es decir, un espresso preparado con más cantidad de agua, normalmente el doble. Así resulta de sabor más suave.
Caffè Macchiato: Se trata de un café espresso servido en una taza mediana de porcelana o cristal, “manchado” con un poco de leche caliente, a veces un poco espumosa, pero nunca al nivel del capuccino.
Latte Macchiato: Es la misma idea del anterior, pero a la inversa. En una taza alta de cristal se dispone la leche caliente que se “mancha” con un poco de café.
Caffè Macchiato Freddo: Es esencialmente un macchiato, pero servido con leche fría o a temperatura ambiente. A veces se ofrece con la leche en una jarrita aparte para que el cliente se sirva a su gusto, o puede añadirla directamente el camarero.
Cappuccino: La otra gran estrella del café, en cuyo nombre a veces se cometen crímenes que deberían ser juzgados: un capuccino jamás llevará nata montada. El verdadero capuccino italiano consiste en un espresso con leche y coronado con espuma, servido en taza grande. Los italianos lo suelen tomar para desayunar, rara vez después de comer o a media tarde, que es una costumbre más de turistas.
Marocchino/Mocacchino: El nombre puede variar según la zona. Es un espresso servido en taza de cristal de medio tamaño, combinado con espuma de leche y coronado con cacao en polvo.
Caffè Corretto: En una taza de mediano tamaño, se sirve un espresso con un golpe de licor al gusto. Las opciones más demandadas suelen ser con grappa (un fuerte digestivo), Sambuca (licor aromatizado con anís), coñac o ron.
En España, variedades regionales
El café también es una de las bebidas más populares en España, aunque su consumo está menos estandarizado que en otros países. Son muchas las tradiciones y los gustos que hemos ido desarrollando, así que no extraña que encontremos algunas diferencias según la región. Podríamos diferenciar entre el que toma café casi por costumbre, con granos de poca calidad, muy aguados o con mucha leche, del auténtico gourmet cafetero. Sea como sea, destacan algunas variedades.
Café solo: El café por excelencia, el más simple, pero que puede ser tan distinto según el bar o cafetería que lo sirva.
Desafortunadamente, cada vez se cobran más caros y se sirven peor, y es que parece haber una falta de interés generalizada por preparar y servir un café correctamente. Un buen café solo debe partir de buena materia prima, agua de calidad y ser molido en el momento. La cafetera debe estar en buenas condiciones y usar la cantidad exacta de café por carga, y disponerse en una taza alta y estrecha de porcelana. Jamás debe recalentarse, para disfrutar del café tiene que servirse al momento.
Café cortado: Con la misma cantidad de café que en un solo, se añade leche calentada con un vaporizador y se añade hasta llenar la taza, no muy grande.
Café con leche: Su nombre lo dice todo. La cantidad de leche deseada puede variar según el gusto del comensal, así que se suele servir delante del cliente, con el tipo de leche que prefiera (caliente, fría, desnatada, etc.). Se prepara en una taza más grande.
Bombón/biberó/goloso: Lo normal es preparar un café solo en un vaso estrecho de cristal, y a continuación se añade leche condensada. Deja un bonito contraste de colores que se funde cuando el comensal mezcla con la cucharilla.
Carajillo: Desgraciadamente cada vez es más difícil encontrar un lugar donde sirvan uno de verdad, y no sólo un café acompañado de licor, a veces incluso dejando la botella al cliente. El buen carajillo se comienza calentando y quemando brandy con unos granos de café y corteza de limón, que después se añade al café solo preparado. La infusión de alcohol se puede colar o servir con los granos y la piel del cítrico, opción que personalmente me gusta más.
Asiático: Se trata de una variedad típica del campo de Cartagena, aunque también se puede pedir en otras zonas de la Región de Murcia. Su origen se sitúa en el Bar Pedrín, aunque algunas teorías lo remontan al café de recuelo que empleaban los pescadores cartageneros para calentarse. Un asiático consiste en un café solo al que se añade leche condensada, brandy, licor 43 y canela molida. Debe servirse en un vaso o copa de cristal característico, muy caliente. Bien cargado y muy dulzón, es todo un reconstituyente en los días fríos.
Belmonte: Típico de la zona mediterránea, un belmonte es básicamente un café bombón con un toque de brandy. Café solo servido en taza o vaso de cristal con leche condensada y el licor.
Café del tiempo: Variedad característica de la Comunidad Valenciana, especialmente durante el verano. De preparación sencilla, consiste en un café normal o descafeinado, azucarado, servido frío y con mucho hielo, pudiendo llevar también una rodaja de limón.
Leche y leche: Doble ración láctea para los menos aficionados al regusto amargo del café. Se prepara, como el bombón, en una taza o vaso de cristal, donde se vierte la leche condensada. A continuación se llena unos 3/4 con el café y se corona con leche cremosa calentada con vaporizador.
Barraquito: Especialidad popular en Canarias, a base de café, leche y leche condensada. Puede llevar además licor, canela y limón.
Variedades por Europa
Aunque de entrada no nos parezca que pedir un café en la mayoría de países europeos pueda ser una experiencia exótica, lo cierto es que cada país y cada región tiene sus peculiaridades. Cafeterías hay de muchas clases repartidas por todo el continente, pero puede que la carta nos sorprenda. Las zonas más turísticas sí que parecen estar homogeneizándose, ofreciendo cafés “estándares”, pero hay determinados lugares donde la tradición cultural del café es muy fuerte, con multitud de términos distintos, como es el caso de Austria.
Café/Bica: Es la forma más sencilla de pedir un café solo en Portugal, con la variante bica más usada en la zona de Lisboa. Suele ser corto y de fuerte aroma.
Café cheio: Variante de nuestros vecinos del café estándar, servido con un poco más de agua caliente.
Pingado: Muy semejante a nuestro cortado, es lo que pide un portugués si quiere un café con un poco de leche.
Meia de leite/Galão: Dos posibilidades de tomar un café con leche en Portugal. La primera suele ser una taza con la misma cantidad de café que de leche, mientras que el galão se suele distinguir por servirse en una taza o vaso de cristal.
Schümli: Término suizo para un café solo común. Lo más habitual es que te lo sirvan en taza, acompañado de una chocolatina y la típica crema de leche en un botecito.
Kaffee fertig: Así se llama en Suiza al café mezclado con un licor fuerte, estilo aguardiente.
Schwarzer: Denominación del café solo, sin leche ni azúcar, en Austria.
Franziskaner: Así se llama en Austria a un café suave preparado con nata montada por encima.
Wiener Melange: Variedad vienesa del capuccino. Es un café de variedad suave servido con espuma de leche, aunque debido a que se ha popularizado el término café vienés para llamar al café con nata, se suelen confundir ambos nombres.
Café au lait: Es la forma que tienen en Francia para pedir un café con leche calentada con vapor. En ocasiones pueden servir el café y la leche aparte para que el comensal se sirva él mismo.
Café crème: Muy parecido al anterior, aunque en este caso el café se sirve en una taza más grande, por lo que se parecería más a nuestro café con leche habitual.
Café noisette: Los franceses usan el término noisette (avellana) para referirse al color que adquiere esta variedad, que no es más que un espresso servido con un poco de nata o leche.
φραπές/Frappé griego: El conocido frapuccino tiene su origen en el frappé griego, muy popular durante el verano. Consiste en un café generalmente instantáneo servido con hielo y cubierto por espuma.
Otros tipos por el mundo
Para finalizar, no podemos ignorar la forma de disfrutar del café que se tienen en otros lugares más lejanos. Por ejemplo, la mala fama del café en Estados Unidos nos es muy conocida, gracias a la información que nos llega por el cine o las franquicias que venden enormes bebidas aguadas o llenas de calorías. En países latinos la tradición cafetera es mucho más fuerte, y cada lugar tiene sus propios términos y costumbres que los diferencian. Además, sorprenden algunas preparaciones de países que pueden parecer más ajenos al café, sobre todo en Asia, donde sin embargo ha llegado a través de la influencia exterior.
Regular Coffee/Coffee: En algunas zonas de Estados Unidos, especialmente Nueva York y Philadelphia, al pedir simplemente un café lo más probable es que recibas un café largo ya preparado con leche o nata, y azúcar. Si lo que buscas es un café solo (o lo más parecido), especifica que no añadan nada.
Red eye/Black eye/Dead eye/Shot in the dark: Variedad de curiosos nombres para referirse a un café más fuerte que al que suelen estar acostumbrados en este país. Se trata de una combinación de espresso con el típico café de filtro por goteo.
Café turco: Es el nombre común por el que se conoce hoy en día a una forma popular de preparar el café en varios países, también en Oriente y África. Es un café muy concentrado, espeso, ya que se realiza hirviendo directamente los granos molidos en el agua, cayendo a las tazas donde se sirve, dejando los característicos posos.
Tinto/tintico: Que no te extrañe oír en Colombia pedir un tinto a primera hora, se trata de la denominación popular del café solo. Los colombianos suelen disfrutar de su tintico a lo largo de todo el día y lo habitual es degustarlo sin azúcar ni leche, pues la variedad de su café es menos ácida que otras variedades.
Guayoyo: En Venezuela, café normalmente filtrado preparado con alta proporción de agua.
Cà phê sữa đá: Este extraño nombre procede de Vietnam, donde significa “café con leche y hielo”. Consiste en un café filtrado en un pequeño utensilio individual, al que se añade leche condensada y se sirve sobre hielo.
Flat white: Especie de equivalente al capuccino en Australia. Se trata de un café corto al que se añade espuma de leche preparada con vapor, servido en tazas medianas.
Kaapi/Madras Filter Coffee: Así se conoce al café más popular en las regiones del sur de la India. Puede estar mezclado con achicoria, y se sirve con leche y azúcar, pudiendo incorporar especias.
Yuanyang/Ying Yong: Bebida popular en Hong Kong creada a partir de una mezcla de café y té negro con leche evaporada o condensada. Se puede tomar frío o caliente.
Como podéis ver, la cultura que rodea al café es todo un mundo, apasionante y complejo, con multitud de términos, costumbres, tradiciones y gustos. Parece mentira que durante muchos siglos el ser humano pudiera vivir sin conocerlo, considerando el papel tan importante que juega hoy para sociedades de todo el planeta.
Como se suele decir, no están todos los que son ni son todos los que están, y es que se han quedado muchas variedades fuera de este recorrido. Este es sólo un paseo general por los tipos de café más comunes, y siento haber tenido que dejar fuera tantas otras opciones, pero espero al menos haberos descubierto algunas curiosidades sobre este fascinante mundo.

sábado, 18 de agosto de 2012


Cómo hacer en tu propia casa un helado de chocolate?

Te ofrecemos una receta para elaborarlo, paso a paso

Cada vez está más extendido su consumo durante todos los meses del año. Pero si hay una época en la que los helados se convierten en verdaderos 'reyes' de la cesta de la compra, ésta es indudablemente el verano. Los hay de todos los sabores y para todos los gustos: cucuruchos, tarrinas, polos, helados ‘light’, helados salados, sin olvidar, cómo no, esos ‘clásicos que nunca mueren’ como el helado de vainilla, de fresa, de chocolate... Hoy te ofrecemos una receta para preparar éste último de forma casera. ¡Es realmente sencillo! 

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• Como ingredientes necesitarás: 1/2 vaso de agua; 1 cucharada de azúcar glas; 125 gramos de chocolate para postres; 250 gramos de nata montada; 1 cucharada de vainilla azucarada; 3 yemas de huevo. 

• Pon en un cazo el chocolate partido en trozos con el agua, el azúcar y la vainilla azucarada. 

• Caliéntalo a fuego suave hasta que se deshaga y remueve bien con una cuchara de madera hasta obtener un líquido espeso. Deja que cueza sólo unos segundos. 
• En una ensaladera pon las yemas, bátelas ligeramente y luego mézclalas con el contenido del cazo. 

• Cuando esté completamente fría esta mezcla, agrega la nata montada de forma que quede bien incorporada. 

• Vierte esta mezcla en un molde y métela en el congelador. Déjala unas 3 horas. 

• Pasado este tiempo, sácalo, moldéalo en bolas y sírvelo en copas. 

• Puedes acompañarlo como más te guste: con frutas, nata, barquillo, frutos secos... 

hola.com

viernes, 10 de agosto de 2012


Recomendaciones alimentarias para prevenir el cáncer
No existen alimentos milagrosos para curar el cáncer, pero sí recomendaciones nutricionales muy claras para prevenirlo
Por MARÍA MANERA 7 de agosto de 2012

El peso corporal, las elecciones alimentarias y el nivel de actividad física son los tres factores que más inciden sobre el riesgo de padecer cáncer en quienes no tienen predisposición genética ni consumen tabaco. En Estados Unidos, un tercio de las muertes por cáncer se debe a los malos hábitos de alimentación y al sedentarismo. En España, esta enfermedad es la segunda causa de muerte. Ante estas evidencias y, sobre todo, ante el hecho de que estos factores sí se pueden modificar, la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society, ACS) ha elaborado unas guías para cambiar de hábitos y prevenir la enfermedad. El documento, publicado en la revista científica Cancer Journal for Clinicians, sugiere modificaciones en los patrones dietéticos y de actividad física. Este reportaje recopila esos consejos y explica cómo llevarlos a la práctica.


Consejos nutricionales para la prevención del cáncer: no existen alimentos milagrosos

No es nada raro leer (o escuchar) noticias sobre fórmulas extraordinarias, combinaciones mágicas de alimentos, píldoras concentradas de nutrientes, sustancias naturales o superalimentos que previenen -e incluso curan- el cáncer. Pero estas ideas tan prometedoras (y, en general, tan caras) son ineficaces y no siempre seguras. La evidencia científica más actual sobre los patrones de alimentación y actividad física y el riesgo de cáncer está recogida en las guías de Sociedad Americana de Cáncer, que destaca cuatro pilares esenciales para la prevención de esta dolencia:

Mantener un peso saludable a lo largo de la vida.
Seguir una dieta saludable, con especial énfasis en los alimentos de origen vegetal.
En caso de beber alcohol, limitar su consumo.
Adoptar un estilo de vida activo desde el punto de vista físico.
Así pues, prevenir un cáncer no es tan fácil como consumir extracto de aloe vera con ginseng de Vietnam los días impares de la semana. El estilo de vida, en su forma más global, y los hábitos de alimentación y actividad física en concreto son la clave. Lo positivo es que, por difícil que parezca, está en nuestras manos cambiarlos.

¿Cómo llevar a la práctica las recomendaciones de alimentación y ejercicio?

Evitar el sobrepeso y la obesidad es una de las medidas que más beneficios reporta a la salud. En el caso de que ya se padezca este trastorno (algo que, según las últimas encuestas, le sucede al 62% de los adultos españoles), hay que ser consciente de que cualquier pequeña pérdida de peso mantenida en el tiempo tiene beneficios, y este siempre es un buen punto para empezar. Practicar actividad física de manera regular y limitar el consumo de alimentos y bebidas demasiado calóricos son estrategias clave, aunque en cualquier caso es aconsejable consultar un dietista-nutricionista para lograr la pérdida de peso adecuada.

Para prevenir o tratar el exceso de peso con el objetivo de reducir el riesgo de cáncer (y también el de diabetes y de enfermedades cardiovasculares) es aconsejable seguir una dieta que enfatice los alimentos de origen vegetal. ¿Cuáles? Todos: los que más nos gusten, los locales, los que nos regalen los vecinos, los que estén mejor de precio, los que se adapten mejor a nuestras habilidades culinarias... En cuanto a la elección de alimentos y la frecuencia de consumo, las recomendaciones son:

Frutas y hortalizas: al menos 5 raciones al día.
Pan, pasta, arroz o patata: varias veces al día y, a ser posible, integrales.
Legumbres: 3-4 veces por semana.
Frutos secos: 3-7 puñados a la semana.
Aceite de oliva: mejor si es virgen, utilizarla tanto para cocinar como para aliñar.
Para prevenir el cáncer, se debe limitar, tanto como se pueda, el consumo de carne roja y procesada.
El alcohol es, según la Organización Mundial de la Salud, teratogénico, neurotóxico, adictivo, inmunosupresor, perjudicial para el sistema cardiovascular, carcinógeno y aumenta el riesgo de muerte. Por ello, es mejor no consumir bebidas alcohólicas. Si se decide hacerlo, no debe superarse la cantidad de una bebida al día en mujeres y dos para los hombres.

Actividad física: adoptar un estilo de vida activo
De las cuatro recomendaciones que facilita la Sociedad Americana de Cáncer en sus guías, una hace referencia a la actividad física. Con el fin de minimizar el riesgo de cáncer y preservar la salud, los adultos deberían realizar, como mínimo, 150 minutos de actividad física moderada (o bien 75 minutos si ésta es de alta intensidad) cada semana, combinándola de la manera que se prefiera.
En el caso de los niños y adolescentes, se debería destinar una hora diaria a la práctica de actividad física, de intensidad moderada o vigorosa. Esta última debería aparecer 3 veces por semana. Al mismo tiempo, se recomienda disminuir al máximo las actividades sedentarias, como estar sentado, acostado, mirar la televisión u otras formas de entretenimiento de pantalla. Siempre que se aumente la actividad física por encima de la que se realiza de forma habitual, sea cual sea el punto de partida, se aportan beneficios para la salud.

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